¡A mi que se me note, es lo que hay!

Las mujeres hemos vivido históricamente con la siguiente norma:

“que no se nos note”.

Ni la panza, ni el apetito, ni las estrías, ni la celulitis, ni el deseo sex4al, ni las canas, ni las arrugas, ni nada.
Es como si tuviéramos que disolvérnos para no incomodar.
¡Rompamos con ese patrón!