Las Diosas Prehistóricas y la Danza Oriental

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En el principio de los tiempos la humanidad rendía culto a una Deidad Superior Femenina: La Diosa, La Luna, La Madre Tierra, e incluso para algunos pueblos, “La Madre Sol”.

Hoy os voy hablar de Maria Gimbutas. Arqueóloga quién tras estudiar más de 3.000 yacimientos neolíticos llegó a la conclusión que los orígenes de Europa estaban en una cultura cooperativa y pacifica que tenía como figura central de su universo mítico, a la Diosa madre-naturaleza.

Sus teorías desafiaron la arqueología convencional, la teología y la antropología. Para María Gimbutas que estuvo entre las pioneras en alzar la voz contra sus colegas masculinos que aseguraban que las figuras femeninas encontradas eran simplemente “objetos de adorno”.

Ella sabía que en las inquietantes dóminas esculpidas en arcilla o piedra escondían algo mucho más valioso.

Sin duda se trataba de instrumentos de uso ritual que ponían al descubierto una verdad no muy apreciada por los hombres que ejercen poder el reconocimiento de que en el principio de los tiempos la humanidad rendía culto a una Deidad Superior Femenina: La Diosa, La Luna, La Madre Tierra, e incluso para algunos pueblos, “La Madre Sol”.

Respecto a la danza Oriental:

Algunos de los movimientos básicos de la danza oriental están sugeridos en las figuras humanas halladas en restos de cerámica antigua de hasta 8.000 años de antigüedad. El origen se pierde en la memoria del tiempo. La mayoría se han encontrado en Oriente Medio, y muchas de ellas en la antigua ciudad de Ur (Mesopotamia. Irak en la actualidad) cuna de la civilización y supuesto lugar de origen de la Danza Oriental (aunque observadoras de la antropología, dicen, que la cuna de la civilización se remonta mucho más allá de la antigua Mesopotamia).

En tiempos remotos, difíciles de precisar con claridad, existían sociedades matriarcales en las que se adoraba a la Divinidad bajo la forma de DIOSA-MADRE, ensalzando de una manera casi mágica, la capacidad de las mujeres para crear vida. La Diosa Madre ha sido representada en distintas épocas y culturas bajo diferentes nombres: Afrodita, Artemisa, Astarté, Atenea, Ceres, Cibeles, Hathor, Hera, Hestia, Ishtar, Isis, Parvati, Venus y muchos otros.

Los arqueólogos datan el inicio del matriarcado más o menos en el 12.000 a.C., pero se han encontrado figuras de caliza como la Venus de Wilendor que sobrepasa el 20.000 a.C.

Allí se cree que comenzaron a desarrollarse las danzas de la fertilidad en las que se recreaba simbólicamente el movimiento de la mujer en el alumbramiento (bruscos movimientos de cadera, contracciones musculares, así como los movimientos ondulantes, recuerdan las reacciones del cuerpo de la mujer en el momento del parto).

En algunas culturas, las mujeres rodeaban a la parturienta bailando a su alrededor, para infundirle la energía y la sabiduría necesaria durante el parto.

Desgraciadamente, siglos después, el Cristianismo y el Islam se encargaron minuciosamente de destruir los rituales del culto a la Diosa Madre, cuando pasaron a dominar el Oriente Medio en el siglo IV y VII respectivamente, pero no adelantemos acontecimientos.

Hay trabajos muy interesantes sobre el tema del matriarcado de la ya desaparecida historiadora “Marija Gimbutas“. Hizo una ardua de investigación y que hoy en día han dejado como fruto además de los más de 2.000 artefactos, piezas y estatuillas que evidencian la presencia humana desde hace más de 30.000 años, es decir antes de que el patriarcado afincara su cultura dominante como sistema de vida.

El fruto más preciado de la investigación en torno a la Diosa, que adelanto la muy querida y luchadora maestra de la resistencia Marija Gimbutas, puesto que tuvo que adelantar una serie de luchas y enfrentamientos con todo un sistema de poder y sistema patriarcal no solo presentes en la academia sino en la comunidad científica que procuraba obstaculizar, disminuir, desacreditar y desmentir sus investigaciones y sobre todo su discurso en torno a la Diosa.

La diosa, constituye el primer referente maestro de existencia, de un mundo antiguo, muchísimos miles de años antes de que el patriarcado se estableciera o se impusiera como cultura dominante. La diosa constituye un símbolo de unidad entre las gentes, la unidad de un sistema de vida en que estas gentes vivían en permanente contacto con la naturaleza.

La diosa constituye una memoria del misterio sagrado de la relación del humano con la tierra, del cuerpo femenino con la tierra, tierra que más que cosa material a la que hay que dominar, y “enseñorearse” sobre ella según mandato religioso patriarcal, más bien el sentimiento desde esta cultura matiztica hacia la Tierra es considerarla como Madre Tierra, en contraste reiterado con el dictamen patriarcal, la imagen de la diosa nos procura recordar esas relaciones de cuidado, respeto y de amor a la Madre Tierra.

Marija Gimbutas, nos va a poner en conocimiento el arquetipo de la diosa, corresponde a las prácticas culturales y relacionales presentes en el sistema de vida correspondientes a las culturas de la tierra, que son afines a las luchas de los pueblos indígenas, culturas centradas en el Mandato religioso patriarcal impuesto desde el respeto, amor y reconocimiento de la tierra como un organismo vivo al que hay que cuidar.

Resulta clave comprender que en los procesos de violencia religiosa específicamente contra las mujeres, se ha procurado desde la estructura maestra , se ha procurado deshumanizar a la mujer, y mucho más aun a la mujer que no se adapta a los para metros y normas conductuales establecidas por el sistema eclesial dominante para la cultura occidental, esto es, a las iglesias fundamentadas en la tradición bíblica.

Por otra parte esta danza también procura adelantar un ejercicio de memoria viva en relación con las diosas, especialmente entendiéndolas como arquetipos de la espiritualidad femenina.

Os comparto un video de interes.