La Danza Oriental y la mujer

La danza del vientre o danza árabe, esta enredada en una telaraña de mitos y
fantasías occidentales sobre Oriente: La danza de los siete velos, la odalisca, Salomé, la favorita del harén. Todas estas fantasías tienen una base de realidad.

Creo que es necesario retomar esa base, la historia real, dejar de lado el mito, para así, tener una idea más clara y no confundirse entre espejismos. No pretendo hacer historia de la danza  del vientre, no por ahora; pero no está de más echar un vistazo por sus recorridos históricos para hacerme entender mejor.

Algunos investigadores, sitúan el surgimiento de la danza del vientre en la India,
otros en el Egipto faraónico. Probablemente estuvo presente en los rituales de la
Gran Diosa Madre responsable de la reproducción de todo el planeta. En una época donde la humanidad estaba organizada matriarcalmente, se veneraba el poder de dar vida y esta, era probablemente la danza de esos rituales de la fertilidad.

     EN LA ANTIGUEDAD

Esta danza fue bailada por las sacerdotisas de las diosas Isis, Astarté, Venus, etc.; dentro de templos y bajo un complejo código que caracterizó las religiones del Oriente pre – monoteísta. A través de una modificación en esas religiones, los rituales, anteriormente exclusividad del clero y de la nobleza, se abrieron a la gente común. De esta forma, todo tipo de gente entró en contacto con la danza de estos rituales y la empezaron a imitar en sus festividades cotidianas.

Las mujeres de las tribus nómadas, de Medio Oriente y del Mediterráneo, se
encargaron de conservar, transmitir y perfeccionar la danza durante cientos de
años. En los siglos XVIII y XIX, durante las conquistas europeas en oriente, viajeros occidentales, se maravillan ante una danza donde las bailarinas, (que para ese entonces ya eran profesionales independientes o miembros de compañías), mueven (según ellos) en forma extraña y seductora la cadera y el abdomen, por lo cual la bautizan como Danza del Vientre.

Su nombre original en árabe es Raqs Al Sharq, literalmente: Danza Oriental. De esta primera visión, nacen algunos relatos y representaciones pictóricas de esta danza; dando origen a un estilo artístico llamado Orientalismo.

    A PARTIR DE LAS DÉCADAS DEL 60/70:

Foto: Farida Mazar Spyropoulos bailarina conocida como Fatima que actuaba bajo el nombre de Little Egypt.

Se produce un “boom” de la danza del vientre en Europa y Estados Unidos, a donde inmigran profesoras y bailarinas de oriente para difundir su arte y donde se empiezan a producir películas basadas en historias orientales.

En ellas, es recurrente la aparición de una bailarina oriental seduciendo a un varón, sea su tío – padrastro, en el caso de Salomé, sea a James Bond, o un Sultán. En todos los casos, la bailarina u odalisca representa a una mujer que usa su poder de seducción, que ofrece su cuerpo a la audiencia masculina, para conseguir algo ilegal o moralmente inaceptable para nosotros occidentales. El verdadero origen de la palabra odalisca es turco y designaba a las esclavas de los harenes sin definir sus oficios.

Pero, hay otro dato: durante el Imperio Turco – Otomano hubo una clase de esclavas muy cotizadas a las que se les llamaba entretenedoras que no solo bailaban la danza del vientre, sino que eran expertas en el canto, la música, la poesía, en el tatuaje, etc. Si evocamos a estas odaliscas – entretenedoras, creo que sería sobre valorar a las bailarinas de hoy hacerse llamar como tan completas artistas. Hoy en día, en lugares quizás olvidados por el progreso, ya no están las sacerdotisas, sino, mujeres comunes, madres, estudiantes, niñas, abuelas, profesionales.

La danza del vientre hace parte de sus vidas cotidianas; bailan antes de parir, en el séptimo día de vida de sus hijos, en fiestas de boda y circuncisiones, o simplemente para olvidarse por un pequeño lapso de sus problemas. Esta es una danza bailada por mujeres, desarrollada por y para ellas. Admite todo tipo de cuerpo en cuanto a peso, medidas, estatura y edad. Cada mujer aprendiendo la misma técnica, puede desarrollar un estilo personal expresivo y estético. El tiempo que lleva dominar la técnica es relativo a cada mujer y depende de si su objetivo es ser profesional o aficionada.

La danza del vientre es una de las danzas más antiguas del mundo y a mi entender la que mejor suple las necesidades femeninas, tanto en lo físico como en lo expresivo. Intento redescubrir la naturaleza del movimiento femenino, resaltar las formas del cuerpo de la mujer y sus posibilidades expresivas; para que podamos encontrarnos con nuestro poder natural.

Por Paula Lena (Argentina) Neo Baladi – Reflexiones sobre para desde la Danza Oriental. Ed. Libro Luminoso.