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Estaría genial si las mujeres aprendiéramos a escuchar nuestro cuerpo y respetarnos.
Hoy tengo la menstruación, y estos síntomas, me están diciendo que pare, que me centre en mi, que no pasa nada si hoy voy más lento. Hoy escucho esa sabiduría de mi interior que me habla….
Vivimos en un mundo, tan masculino en el que se nos impone el producir, las prisas, lo tecnológico, ¿Y que pasa con la intuición, con la piel, la sensibilidad, la sabiduría de ser mujer?
¿Y tu, practicas el auto-cuidado en estos días, y darte los mimos que necesitas?
Mi ultimo periodo, a sufrido un retraso de días, tal vez, ya se por que ha sido, por que he tenido que dirigir un espectáculo de música y danza árabe con alrededor de 20 personas, entre ellas hombres y mujeres bajo mucha presión, la cual no me gusta. Me ha tocado ser mujer organizadora y resolutiva, en definitiva solucionar problemas, y a veces ser muy firme. Esto no es fácil, cuando se acerca el día de tu periodo…
Por fin, me he derrumbado con el periodo y he podido sacar mi sensibilidad mis sentimientos más internos, los cuales no siempre son de película de final feliz Americana, pero abrazar todo lo que viene es el camino hacia la sanación.
Soy mujer y siento muchísimo estos cambios que se producen cada mes, y si no estoy atenta hacia adentro, y me permito ser yo, cuidándome, observándome lo que pasa cuando llegan estos días, dándome la tranquilidad y escucha que necesito… me frustro.
No estoy sola, no soy la única que se mete a las cavernas cada mes. No soy la única que esta más sensible y por que no, puedo decir también que me siento mas sabia como una anciana.
Estoy harta de llevar vaqueros prietos que oprimen mi cuerpo y de no respirar mis partes al viento, de tener que seguir las modas de las canciones de danza oriental… ya veis que tengo mi parte guerrera y rebelde acentuada.
Hoy comparto con vosotras esta poesía de Esty González de “Danza Menstrual”.
Hoy desciendo abrupta.
Mi caudal de energía se diluye, bajonazo, me voy a la cueva, por favor silencio.
Vienen sacudidas en forma de sueños intensos y ganas de llorar y rabiar.
Mucho rabiar. Porque ahí está… a punto de desprenderse una parte de mi.
La rabia que precede a la acción. La acción es dejar ir.
Después de intensos días en la creatividad. Para afuera, apagando fuegos, y encendiendo velas…ostras.
Silencio por favor.
Silencio y suavidad. Sensaciones. Contracciones. Apertura y sangrado.
Soledad y silencio en un mundo cero preparado para la sagrada ciclicidad.
Ahí me muevo. Me mezo en la Luna y en mis sueños.
Caliento mi vientre con movimientos. Y pido silencio…para ese cuerpo y canela y romero…
EL REDESCUBRIMIENTO DE LA MENSTRUACIÓN Y SUS DONES
“Antiguamente la menstruación era un don a partir del cual la mujer generaba vida. La sincronicidad entre el ciclo femenino y la orbita de la luna alrededor de la Tierra revelaba el vinculo que une la menstruación con los grandes ciclos de la vida y el universo.
Esto hacia que nuestro cuerpo y nuestras reglas fueran sagrados. Hoy, sin embargo, en nuestra civilización tecnológica, el aspecto sagrado de la menstruación ha dado paso al estigma, la incomprensión, la alteración de nuestro sistema endocrino (anticoncepción hormonal) y recientemente el aniquilamiento de la regla (nueva píldora que reduce la regla a cuatro anuales).
Hemos pasado del todo a la nada. Una excelente forma de volver a recuperar nuestro poder es redescubrir, comprender, desestigmatizar y utilizar los verdaderos dones de la menstruación.”
SIGNIFICADO EMOCIONAL: PROBLEMAS EN LA MENSTRUACIÓN
El flujo mensual es expresión de feminidad, fertilidad y receptividad. La mujer está sometida a este ritmo. Tiene que amoldarse a él y aceptar las limitaciones que le impone.
La «no reconciliación» con la propia feminidad subyace en la mayoría de los trastornos menstruales y en muchos otros síntomas del campo sexual. La entrega, la adaptabilidad, siempre es difícil para el ser humano, exige renuncia a la propia voluntad, al yo, al predominio del ego. Uno tiene que sacrificar algo de su ego, una parte de sí, y esto es lo que la menstruación exige de la mujer. Porque, con la sangre, la mujer sacrifica una parte de su fuerza vital. La regla es un pequeño embarazo y un pequeño parto. Y, en la medida en que una mujer no esté conforme con esta «regla», se producirán trastornos y dolencias menstruales. Éstos indican que una parte de la mujer (por lo general, inconscientemente) se rebela ya sea a la regla, al sexo o al hombre, o a todo ello. Precisamente a esta rebelión, «yo no quiero», apela la propaganda de las compresas y tampones, prometiendo que, si empleas el producto, serás libre y podrás hacer todo lo que quieras durante el periodo. La publicidad explota hábilmente el conflicto básico de la mujer: ser mujer, sí, pero no aceptar lo que trae consigo la condición femenina.
A la que sufre dolores menstruales le duele ser mujer. Los problemas menstruales denotan problemas sexuales, pues la resistencia a la entrega que se manifiesta en el trastorno menstrual delata un agarrotamiento de la vida sexual. La que se relaja en el orgasmo se relaja también en la menstruación. El orgasmo es una pequeña muerte, lo mismo que el sueño. También la menstruación tiene algo de muerte: unos tejidos mueren y son expulsados. Pero morir no es sino la invitación a superar las limitaciones del yo y sus ansias de dominio y dejar que las cosas sigan su curso. La muerte sólo es una amenaza para el ego, nunca para el ser humano en sí. El que se aferra al ego experimenta la muerte como una lucha. El orgasmo también es una pequeña muerte, porque exige desprenderse del Yo. Y es que el orgasmo es la unión del Yo y el Tú, lo cual presupone la apertura de la frontera del Yo. Quien se aferra al Yo no experimenta el orgasmo (lo mismo ocurre cuando se quiere conciliar el sueño, como se verá más adelante). La afinidad entre muerte, orgasmo y menstruación debería estar clara: es la capacidad de entrega, el estar dispuesto a sacrificar una parte del ego.
La menstruación es determinada físicamente por la interrelación de la hormona femenina estrógeno y la hormona masculina gestágeno. Esta interrelación corresponde a una «sexualidad a escala hormonal». Si esta «sexualidad hormonal» se perturba, se trastorna también la regla. Esta clase de anomalías difícilmente se subsana con la administración de hormonas medicamentosas, ya que las hormonas son exclusivamente representantes materiales de las partes del alma masculina y femenina. La curación sólo puede hallarse en la reconciliación con la propia condición sexual, ya que éste es requisito indispensable para poder realizar en sí el polo del sexo opuesto.
¿Qué te ha parecido? ¿ Y tu como llevas la menstruación?
Fuentes: La Hermandad del Camino, M.Mar Jiménez, Esty Gomlez de “Danza Menstrual”.
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