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Hoy te quiero hablar acerca del Orientalismo y me apetece mostrarte algunas de las imágenes que más me han gustado. Si te gusta esta danza, cultura o estética, ¡te encantaran!
Hubo un momento en que Oriente se puso de moda. Para los europeos, era lo misterioso, lo desconocido, lo otro. Por eso el arte se llenó de insinuantes odaliscas, hombres de piel atezada, mirada enigmática y arcos morunos. Imágenes soñadas, mitificadas y por tanto, incomprendidas de la verdadera mujer oriental.
El orientalismo, es un movimiento literario y artístico nacido en Europa occidental en el siglo XVIII, donde se marca el interés y la curiosidad de artistas y escritores por el país occidental (el Magreb) o el Levante (Oriente Medio).
LAS ODALISCAS
En la corriente artística denominada “Orientalismo”, las Odaliscas fueron un tema frecuente en la pintura y escultura. Podríamos citar ejemplos como “La gran odalisca o El baño turco de Ingres o su influjo en la Olympia de Manet. Entre otros Matisse ha representado odaliscas en sus obras.
Pero, ¿Qué es una Odalisca?
Puede aludirse con este término a la concubina “amante” de un sujeto rico. También cada vez es más común el uso de esta palabra para referirse a las bailarinas que realizan danzas orientales, cosa que es totalmente equivocada puesto que la bailarina de danza oriental no tiene ninguna necesidad de bailar para nadie, ni de ser esclava de nadie, es más un mito falso como el de la danza de los siete velos creada por Hollywood
Pero siendo precisos, la palabra, «odalisca proviene de la voz turca odalık; la palabra turca está compuesta por oda que traducido viene a ser cámara, o dormitorio y lık que es doncella o señorita, aunque ha tomado el significado concreto de concubina. Así que la odalisca representaba una imagen soñada, mitificada y, por tanto, incomprendida de la mujer oriental sobre la que se proyectaron buena parte de los prejuicios que la sociedad del siglo XIX y principios del XX sentía hacia el género femenino, siempre camuflados bajo la piel de las más rotundas experimentaciones plásticas.
El pintor “Ingres” pinto a odaliscas, las sirvientas de los harenes turcos, a las que retrató con formas anatómicamente imposibles, escasez de ropa y profusión escenográfica. Lo asombroso del caso es que Ingres jamás pisó África ni Oriente, de manera que sus representaciones del serrallo se basaban únicamente en la literatura y en su propia imaginación, bastante desatada y decididamente calenturienta.
COMIENZOS DEL ORIENTALISMO
Todo comenzó con Napoleón, que durante su expedición militar a Egipto (1798-1800) se llevó un puñado de artistas con el fin de documentar las maravillas arqueológicas que las tropas francesas encontraban a su paso. La campaña resultó un fracaso en lo militar, pero en lo artístico no se habría podido soñar con un éxito más clamoroso. Las láminas que realizó el dibujante Vivant Denon sobre los monumentos faraónicos desencadenaron en el continente europeo una repentina fiebre por la egiptología, y más allá de eso una curiosidad renovada por todo lo que tuviera que ver con el próximo Oriente. Pintores como Delacroix, Chasseriau, Jean-Léon Gerôme o el español Mariano Fortuny se apuntaron entusiasmados a la tendencia. Y de entre todos destacó Jean-Auguste-Dominique Ingres, el mejor pintor romántico francés y uno de los artistas más originales de aquellos tiempos.
Algunos pintores orientalistas fueron:
Jean Auguste Dominique Ingres (1780–1867)
Eugène Delacroix (1798–1863)
Théodore Chassériau (1819–1856)
Eugène Fromentin (1820–1876)
Jean-Léon Gérôme (1824–1904)
Léon Belly (1827–1877)
Willem de Famars Testas (1834-1896)
Gustave Guillaumet (1840–1887)
ORIENTALISMO EN EL ARTE ESPAÑOL
El momento de auge del orientalismo en el arte español lo inaugura Mariano Fortuny a comienzos de la década de 1860, a raíz de sus viajes a Marruecos, según han informado desde la pinacoteca a través de un comunicado.
Si hacemos una mirada hacia los pintores españoles, uno de los máximos exponentes fue Mariano Fortuny (1838-1874) quien viajó en 1860 a Marruecos como cronista pictórico de la Primera Guerra de Marruecos. Josep Tapiró i Baró (1836-1913), gran pintor y amigo de Fortuny, se instaló en Tánger en 1876 hasta su muerte.
Este movimiento pictórico orientalista propició en la sociedad europea el deseo de viajar a destinos árabes con un objetivo claramente turístico en pro de encontrarse con ese universo ensoñador que descubrían en la pintura. Este movimiento de turismo exótico pasaba obligatoriamente por viajar a España y Andalucía, donde el turista se sumergía en el mundo árabe medieval de las ciudades de Córdoba o Granada antes de llegar a África por el Estrecho de Gibraltar.
Danza con Sable en un café, cuadro del pintor Francés Jean-León Gérome, del que se dice que surgió el uso del sable como un elemento de la danza oriental.
Delacroix, Mujeres de Argel en su apartamento, 1834, Musée du Louvre
Odalisca (Mujer de Argel) es un óleo sobre tela del maestro francés Pierre-Auguste Renoir. Con la Odalisca plasmaba la temática orientalista del maestro, se trataba “de una argelina”.
Para la obra posó su modelo y amante Lise Tréhot, a la que vistió con ropas argelinas y rodeó de tapices. Maquillada, con los ojos perfilados con kohl y los labios pintados con carmín, mira al espectador recostada sensualmente. Jhon Frederic Lewis. En el interior de la casa . Pintura Orientalista (Egipto)
Esclava de Amor de Étienne Dinet.
En fin, no son pocos los productos de la sociedad de consumo que han tratado de seducirnos invocando los tópicos del misterio oriental: pensemos en los modelos de alta costura de Paul Poiret y sus “pantalones harem” (que vuelven cíclicamente a las tiendas de moda), en el perfume Shalimar de Guerlain, en los clásicos anuncios de desodorantes ambientados en la casbah o en las películas sobre jeques y harenes, desde El Caíd, con Rodolfo Valentino (1921) hasta Harem (1985), donde Nastassja Kinski era raptada para convertirse en la concubina de un gobernante del Golfo Pérsico (un Ben Kingsley intensamente maquillado).
En fin, espero que te haya gustado descubrir un poquito más acerca de este movimiento, a mi oriente me encanta y disfruto muchísimo observando todo lo que lo rodea. Próximamente te hablaré en profundidad acerca de algunos de estos pintores y sus obras.
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