Realidades de la mujer en el Islam

Contrariamente a la idea que se tiene en occidente de la sociedad islámica, ésta se halla firmemente asentada en la vida familiar.

La visión orientalista de los harenes donde la mujer es usada como mero objeto de placer es absolutamente falsa y tendenciosa. La comunidad de los creyentes (muminún) descrita en el Corán y promovida por el profeta durante su vida, está impregnada de un hondo sentido igualitario, no sólo en lo que atañe a la relación de los seres humanos entre sí sino a las relaciones de género.

En numerosos pasajes del Corán se menciona a musulmanes y musulmanas en plano de igualdad absoluta ante Dios.

En la tradición islámica no existen restricciones para el acceso de la mujer a la vida laboral y profesional, salvo para desempeñar la función de juez (cadí). Aisha, la esposa del profeta, dirigiendo a los musulmanes en la batalla es buena prueba de ello. El Corán explicita con insistencia la igualdad de derechos, lo cual no tiene necesariamente que interpretarse como una identidad de los roles.

Como hemos dicho al principio, la comunidad islámica está cimentada en la vida familiar. El Corán expresa claramente la diferencia del papel de hombres y mujeres en aquellas circunstancias que son obvias para una inteligencia mediana.

Se dice claramente que la mujer ha de cuidar y amamantar a su hijo, si puede hacerlo, hasta que éste cumpla los dos años de edad. Derecho del ser humano a mamar de su propia madre. Sin embargo el Corán deja el cumplimiento de ésta obligación por parte de la mujer hacia su hijo en manos de la decisión compartida entre los cónyuges, siendo la consulta mutua una recomendación coránica constante en lo que se refiere a las relaciones entre los sexos:

“Y no hay inconveniente en que los padres quieran, de mutuo acuerdo y luego de consultarse, destetar al niño”.

CORÁN, SURA 2, AYAT 2,3

Una creyente no es una militante adoctrinada a la manera de los fieles seguidores de una ideología, sino un ser humano cuyo sentir está impregnado de fe (imán). Así, por ejemplo, la musulmana no ve en el hecho de cubrirse el cabello con el velo (hiyab) una imposición vejatoria o un signo del dominio del varón sobre ella, sino una protección de su intimidad, una forma que expresa el pudor que el Corán recomienda tanto a las musulmanas como a los musulmanes. Si la mujer se protege velándose, el hombre ha de hacerlo bajando la mirada, acto que expresa ante todo dignidad y respeto.

La sabiduría que impregna la vida islámica hace que se tengan en cuenta aspectos delicados de la naturaleza humana. Una mirada es un acto de comunicación profunda, no un movimiento gratuito del globo ocular. El hombre dormido mira, pero el despierto ve. El ser humano, hombre o mujer, tiene derecho a su intimidad, no sólo a la intimidad de su cuerpo sino, lo que es más importante, a la intimidad de su ser interior y ese se expresa ante todo a través de los ojos.

A diferencia de otras religiones de corte ascético que han expresado ideas contra el cuerpo, que han preconizado la represión sexual y generado conocidas aberraciones y patologías, el islam, exento desde su raíz de la idea de pecado original y de la mentalidad sacrificial, no considera el gozo corporal o el disfrute sensual como algo intrínsecamente malo, sino como un bien que Dios, Alabado Sea, ha dado al ser humano.

  A NIVEL JURIDICO

La mujer tiene derecho a una dote en el momento del matrimonio y a mantener una economía propia, independiente de la del marido. Existen ejemplos históricos, como el del califato cordobés, donde encontramos ciudades en las que la vida laboral de las mujeres y su proyección pública son equiparables a las de muchas ciudades modernas.

El islam considera legal la poligamia, no como modalidad de matrimonio ideal o deseable, sino como una forma de reconocimiento de situaciones que, de hecho, se dan en toda sociedad. Es una manera de proteger el derecho legal de las mujeres que comparten a un hombre. El Corán limita a cuatro el número de esposas que puede tener un musulmán, siempre y cuando pueda responder a su manutención y pueda ser equitativo con ellas, lo cual, en la práctica es muy difícil y excepcional.

Fuentes: Iniciación al Islam. (Hashim Cabrera)